En la actualidad, a muchos lideres políticos le da lo mismo “prender un jacho blanco”, “echar la pelea con un gallo colorao” o “tomar una estrella amarilla por asalto”.
El PRSC, la Fuerza Nacional Progresista y el BIS, para solo destacar esta trilogía de aliados, retrasaron su reenganche al tren palaciego, porque según ellos les quedaban alguno asuntos “ideológicos y de principios” por resolver con el presidente Fernández para dar feliz termino a su pacto con el partido oficial, pero al parecer la “unidad de criterios” sobre algunos puntos programáticos redefinió la alianza del Bloque Progresista.
Muchos comunicadores han analizado la situación actual de los partidos y los saltos de algunos de sus líderes históricos de una a otra parcela. Como por arte de magia, todos concluyen en condenar el transfugismo. Por mi parte, creo que algunos de nuestros líderes políticos solo creen en el “Partido Reformista Revolucionario de Liberación”. Un partido todo incluido y de paquete.
Existen hombres cuyas reales convicciones dependerán siempre de sus verdaderos intereses. Hace unos meses escribimos para este prestigioso periódico advirtiendo que en la medida que se aproximaran las elecciones, se estaría decretando “la guerra de los seis años” donde se delatarían las verdaderas aspiraciones de los “piratas”, “filibusteros” y “bucaneros” de nuevo cuño.
Ahora tiene mucha explicación, y sin tener que celebrar simposios ni convenciones, cuales son los verdaderos fundamentos de una legendaria figura que frecuentaba en la UASD en nuestros tiempos de definición ideológica entre las distintas corrientes del pensamiento, nos referimos “al hombre del nivel”.
Este celebre personaje, tan pintoresco como expresivo, lucía botas, ropa de caqui, casco protector y portaba un nivel en las manos, instrumento que según él era el símbolo de su partido imaginario. Se definía opuesto al comunismo y al capitalismo, decía que los extremos eran malos, por eso propugnaba por una sociedad nivelada.
¿Quién necesita estudiar la línea programática, definición ideología o la declaracion de principios de la nueva organización política de la que va a adquirir su nueva membresía? O lo que seria lo mismo, ¿la nueva entidad tampoco necesita saber nada sobre su nuevo miembro mas que saber que tiene un nuevo jugador en su equipo?, para estos politicos, el arcoiris es su color favorito.
Todo lo que hace falta para definir una alianza entre partidos y dirigentes políticos es la parte del pastel que le ha de tocar en el momento en que este se pone sobre la mesa para su repartición. Juan Bosch, Peña Gómez y Joaquín Balaguer no tienen ningún valor para estos mercaderes, los mismos que en sus vidas se decían ser sus principales abanderados y seguidores fieles de sus principios.
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