Los centros de mandos provinciales, municipales y distritales, o lo mismo decir, los organismos medios y de bases de los partidos se deben someter a la línea política trazada por su dirección ejecutiva, comité central o como se le llame según su ideología.
Luego de la desaparición de los tres grandes líderes de nuestros tradicionales partidos Juan Bosch-PLD, Peña Gómez-PRD y Joaquín Balaguer- PRSC, quienes ejercían un control total y absoluto de sus respectivas organizaciones, ahora imperan las tendencias, los equipos y los sectores políticos a lo interno de los partidos.
En algunos como el PRSC la lucha grupal entre sus mas altos dirigentes, ante la ausencia de su líder natural, Joaquín Balaguer, este se ha ido extinguiendo hasta pasar a ser un partido minoritario, obteniendo menos de un 5% de los votantes en las pasadas elecciones del 2008.
Ahora cada cacique reformista se considera un gran jefe y se ha sublevado a formar su propia tribu, imponiendo sus reglas y criterios personales con el claro propósito de hacer acuerdos o negocios a nombre de los pocos activos que puedan reclutar en su entorno, esto imposibilita totalmente algún tipo de acuerdo de unidad entre estos dirigentes.
El PRD tiene sus particularidades, aunque Peña Gómez era el líder de ese partido nunca pudo impedir las luchas de tendencias a lo interno de la gloriosa organización del jacho blanco. Situación que llevó a los perredeistas a varios fraccionamientos y subdivisiones entre los jefes de grupos, su violenta historia habla por sí sola.
Actualmente y sin miedo a equivocarnos, no estamos lejos de una de esas batallas campales por el control del partido, escenificándose en la lucha por espacio y poder entre los cabecillas principales de esa organización.
Miguel Vargas Maldonado, que sin ser líder o algo que se parezca, controla de manera casi absoluta ese principal partido de oposición, y esto, sabido es que por haber comprado la mayoría de sus acciones.
El ingeniero Hipólito Mejía, ex presidente de la república y aspirante a colocarse de nuevo la “ñoña” (banda presidencial) busca reposicionarse a lo interno del partido blanco para lograr la nominación de candidato presidencial del PRD con miras a las próximas elecciones de 2012. Las decisiones de varios de los seguidores del otrora “guapo de gurabo”, quienes han pactado con el PLD, algunos la consideran como una clara señal de Mejía de no permitir que Vargas lo desplace de manera total y absoluta del PRD, por lo que preferiría hacharle “aquello” al salcocho para que Miguel no se lo pueda comer.
El Partido de la Liberación Dominicana, por su parte, expresa un panorama distinto al de los demás, pero con similitudes lógicas y naturales, respecto al fortalecimiento de las estructuras partidarias de sus líderes para garantizar un mayor control político.
El licenciado Danilo Medina de un lado, controla la mayor parte de las estructuras peledeistas, pero fue vencido por el presidente Leonel Fernández en las lides para optar por la nominación presidencial hacia las elecciones del 2008. Indiscutiblemente que todos los secretarios de estados se pusieron a las órdenes de su jefe y guía, a la sazón precandidato.
Para ese entonces, Medina expresó que lo venció el estado. Ahora se espera que por los nominados para las congresuales y municipales de este año, donde los seguidores del ex secretario de la presidencia obtuvieron una gran mayoría y se espera que aumente su matrícula de senadores, diputados, síndicos y regidores, se podría decir que este gran estratega del PLD quedará con el mejor posicionamiento a lo interno de su partido.
Aunque en política no se calcula como en las matemáticas, lo cierto es que Danilo Medina tendrá una estructura política casi invencible para los comicios del 2012. Tomando en cuenta que por el lado del presidente Fernández rondan unos seis presidenciables, a saber, Jaime David Fernández Mirabal, José Tomas Pérez, Francisco Javier García, Radamés Seguras, Franklin Almeida y Domínguez Brito, se espera que el presidente del partido morado permanezca imparcial ante ese proceso como una forma de preservar la unidad partidaria y su condición de líder de su equipo.
Sabiéndose que Fernández no es dado a pasar la antorcha del poder bajo su control, no se estila que baje línea de respaldar a alguno de los precandidatos de su entorno, esto provocaría grandes celos y hasta podría erosionar su equipo político, llegando algunos hasta a tomar tienda aparte y encauzar su propio proyecto de manera independiente.
Ahora bien, la experiencia de los hechos y las trayectorias del PLD evidencian que este es un partido disciplinado y obediente al poder y control que, sobre todas sus estructuras, ejerce el Comité Político de ese partido, lo que garantiza que cual que sea el o los candidatos electos en sus procesos internos, todos terminan unidos en base a un propósito común, y se trata nada mas y nada menos que de mantener el poder.
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