Aun con el hecho de tener que ir a una segunda vuelta, a celebrarse el 29 de noviembre, todo indica que el pueblo uruguayo tomó una decisión bien pensada: llevar a un político de larga data, honesto y pragmático, para que dirija los destinos de su país. Bien por ellos.
Pepe Mujica, agricultor de profesión, dedicado desde hace veinte años al cultivo de flores y hortalizas, luego de 30 años cargando su mochila en la espalda, con botas raídas y fusil al ristre, mas de 15 años de prisión con dos fugas incluidas, don Pepe sale de la cárcel en 1985 con la ley de amnistía política No. 15.737 y junto a otros viejos líderes revolucionarios funda el Movimiento Partido Popular (MPP).
Los otrora guerrilleros, dirigidos por su fundador y guía, Raúl Sendic, pactan con las autoridades de su país un acuerdo de paz; pasan “de las armas a las urnas” y Pepe Mujica es electo diputado por el periodo 1995-1999 y luego gana como senador con la votación mas alta de la historia Uruguaya. Ahora el eco de esta voz llega allende los mares.
Viendo el surgimiento de un nuevo liderazgo, los círculos conservadores y elitistas de Montevideo, los llamados “cultos e ilustrados pro europeos” lo etiquetan como un "gaucho" (campesino), sin discurso y de poca finura al hablar, pero los uruguayos, en cambio, dicen que es un hombre pulcro en el manejo de recursos, decente, honesto, amigo y que nunca se ha dejado corromper por el poder. Por eso lo quieren de presidente.
El actual presidente del Uruguay, Tabaré Vázquez, principal líder del Frente Amplio, asume el poder el primero de marzo del 2005 y al tercer día nombró a Pepe Mujica como ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, cargo que ocupó hasta el 2008. “La sencillez y la humildad nunca se han mudado del cuerpo y mente de este hombre de pueblo”, dicen sus vecinos; Pepe siempre es el mismo con todos.
Cuando Mujica se lanza a la búsqueda de la candidatura presidencial por el Frente Amplio, los sectores que le adversan trataron de enrostrarle su pasado de líder guerrillero y alto dirigente del grupo revolucionario MLN-Tupamaros para descalificarlo, situación que se convirtió en un búmeran para sus enemigos. Pepe Mujica dio la cara y defendió con ahínco su historial de combatiente y dijo: “el tupamarismo fue un método simbólico de lucha para esos tiempos; depusimos las armas y tomamos las urnas como método actual de lucha”.
Hablando claro y con la clásica espontaneidad que lo caracteriza, este hombre se fue convirtiendo en el referente obligado de la sociedad y del Frente Amplio, su nombre y su propuesta fue corriendo como pólvora y finalmente el 28 de junio del 2009 sale electo candidato presidencial por la coalición FA que encabeza Tabaré Vázquez, actual presidente del Uruguay.
Los tiempos van cambiando y los ciudadanos y ciudadanas van demandando otras maneras de hacer política y de gobernar. Los discursos pomposos, las oratorias brillantes, las arengas encendidas o de barricada seducen, pero no producen. Se valora cada vez más la capacidad dialogante del candidato y su proximidad con los ciudadanos y ciudadanas. Importan mucho las certezas que pueda proveer.
0 comentarios:
Publicar un comentario