La misión del equipo económico y financiero del estado dominicano que viajo a Estambul, enviados por el presidente Leonel Fernández, vino con la tarea cumplida, la firma de la carta de intensión con el FMI por el monto de US$1,700 millones de dólares, y de inmediato, las conocidas recetas o recomendaciones de ese organismo crediticio no se hicieron esperar.
Ahora nos falta saber que va a pasar en el país y hacia donde van a dirigir nuestras autoridades los esfuerzos y presiones fiscales para garantizar el cumplimiento con ese acuerdo sellado a 28 meses y que tiene como propósito principal la reducción de la nomina pública del estado, la “reorientación” de la cobranza impositiva y quien sabe cuántas cosas mas.
Históricamente se ha visto que cada vez que se firma un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional los ciudadanos de a pie, los descalzos y los mas indigentes son los que cargan con el fardo mas pesado, “la soga rompe por la parte mas fina”, “la ley del embudo” o “el pez grande se traga al mas chico”. Así ha pasado siempre, no tapemos el sol con un dedo.
Por lo general, los sectores poderosos, los de Villas Lujosas, Yates y Golf, los del comercio evasor, esos que siempre se salen con las suyas porque cuentan con la protección de funcionarios afectados por el cáncer de la corrupción y la estafa organizada que siempre los han protegido, son los que menos pagan sus impuestos. La estadísticas hablan por si solas.
El momento actual es propicio para exclamarle al primer mandatario, “Cuidadito señor presidente, cuidadito”, que la soga no rompa por el lado mas fino, el de los sectores mas empobrecidos de la nación, que no se afecten los programas de ayudas a personas necesitadas, los sueldos mínimos o de hasta RD$20,000.00. El problema no está por ahí y el presidente y su equipo económico lo saben muy bien.
En nuestro país hay sectores sociales y grupos empresariales que gozan de exenciones fiscales súper millonarias y en muchos casos, como lo vimos recientemente, las usan para negocios oscuros que riñen contra las buenas costumbres morales y la ética empresarial, valores con los que otros han podido crecer sin la estafa burda y el dolo inmensurable.
El gobierno central debe hilar bien fino frente a las actuales circunstancias políticas y económicas en que vive la nación. Los dominicanos nos preparamos para salir de una resaca financiera nacional, con ribetes internacionales, que llevo a los ricos y poderosos a “salas de emergencias” y a “quirófanos”, pero a los pobres y descalzos los llevo a “salas de cuidados intensivos” y a los mas desafortunados hasta “las morgues de los hospitales públicos”.
Es bueno resaltar, que respaldamos la firma con FMI, la construcción de la segunda línea del Metro y el ya iniciado Corredor Duarte, apoyamos todas las obras que vayan en beneficio del desarrollo de la nación, pero creemos, sobre todo, que los bolsillos que sostienen a millares de familias dominicanas no deben ser los mas afectadas por este acuerdo firmado entre nuestras autoridades y el Fondo Monetario Internacional.
Gobernantes y gobernados, debemos abogar por la equidad social, por el control de los gastos públicos estatales, fomentar la construcción de una sociedad mas justa y equilibrada donde se pueda trabajar y vivir de forma honrada de los frutos producidos por nuestras manos laboriosas y nuestras mentes pensantes.
Ahora nos falta saber que va a pasar en el país y hacia donde van a dirigir nuestras autoridades los esfuerzos y presiones fiscales para garantizar el cumplimiento con ese acuerdo sellado a 28 meses y que tiene como propósito principal la reducción de la nomina pública del estado, la “reorientación” de la cobranza impositiva y quien sabe cuántas cosas mas.
Históricamente se ha visto que cada vez que se firma un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional los ciudadanos de a pie, los descalzos y los mas indigentes son los que cargan con el fardo mas pesado, “la soga rompe por la parte mas fina”, “la ley del embudo” o “el pez grande se traga al mas chico”. Así ha pasado siempre, no tapemos el sol con un dedo.
Por lo general, los sectores poderosos, los de Villas Lujosas, Yates y Golf, los del comercio evasor, esos que siempre se salen con las suyas porque cuentan con la protección de funcionarios afectados por el cáncer de la corrupción y la estafa organizada que siempre los han protegido, son los que menos pagan sus impuestos. La estadísticas hablan por si solas.
El momento actual es propicio para exclamarle al primer mandatario, “Cuidadito señor presidente, cuidadito”, que la soga no rompa por el lado mas fino, el de los sectores mas empobrecidos de la nación, que no se afecten los programas de ayudas a personas necesitadas, los sueldos mínimos o de hasta RD$20,000.00. El problema no está por ahí y el presidente y su equipo económico lo saben muy bien.
En nuestro país hay sectores sociales y grupos empresariales que gozan de exenciones fiscales súper millonarias y en muchos casos, como lo vimos recientemente, las usan para negocios oscuros que riñen contra las buenas costumbres morales y la ética empresarial, valores con los que otros han podido crecer sin la estafa burda y el dolo inmensurable.
El gobierno central debe hilar bien fino frente a las actuales circunstancias políticas y económicas en que vive la nación. Los dominicanos nos preparamos para salir de una resaca financiera nacional, con ribetes internacionales, que llevo a los ricos y poderosos a “salas de emergencias” y a “quirófanos”, pero a los pobres y descalzos los llevo a “salas de cuidados intensivos” y a los mas desafortunados hasta “las morgues de los hospitales públicos”.
Es bueno resaltar, que respaldamos la firma con FMI, la construcción de la segunda línea del Metro y el ya iniciado Corredor Duarte, apoyamos todas las obras que vayan en beneficio del desarrollo de la nación, pero creemos, sobre todo, que los bolsillos que sostienen a millares de familias dominicanas no deben ser los mas afectadas por este acuerdo firmado entre nuestras autoridades y el Fondo Monetario Internacional.
Gobernantes y gobernados, debemos abogar por la equidad social, por el control de los gastos públicos estatales, fomentar la construcción de una sociedad mas justa y equilibrada donde se pueda trabajar y vivir de forma honrada de los frutos producidos por nuestras manos laboriosas y nuestras mentes pensantes.
0 comentarios:
Publicar un comentario