Tomando las distintas variables que determinan el crecimiento económico de un país, entiéndase aumento de la renta o valor de bienes y servicios finales producidos en un periodo determinado, consideramos prudente resaltar que no siempre este crecimiento nos trae un desarrollo social equitativo en relación a los bienes materiales disponibles y al aumento del nivel de vida de sus pobladores.
En términos llanos, la población se cuestiona porque no les llega a sus casas y bolsillos el mencionado crecimiento económico. Algunos expertos en la materia destacan, sin faltar a su verdad, que los indicadores que definen tal crecimiento, si no se vinculan con una voluntad política de parte del gobierno, este podría ser un ente desalentador para las grandes mayorías.
La producción de bienes y servicios, la comunicación, el ahorro, el consumo de energía, las inversiones, la balanza comercial y el aumento del consumo alimentario per cápita, son indicadores que deberían producir un aumento en los estándares de vida de la población, pero para esto se requiere que los gobernantes entiendan que ese crecimiento económico debe servir para el desarrollo social que demanda el país.
Cuando el Banco Central afirma que el país obtuvo un crecimiento económico en su PIB del 7,5% en su primer trimestre, tal vez no faltó a su verdad catedrática, mas aun, esa inmensa mayoría de ciudadanos que manejan la economía de bolsillos, aquellos que trabajan para el pan nuestro de cada día, esperan por un gobierno que vincule el manejo de la producción con la capacidad de demanda social en cuanto a los bienes y servicios.
El desarrollo del capital humano y del capital social en una sociedad, amerita cambios evidentes y palpables en las relaciones de los individuos, grupos e instituciones de nuestra sociedad. Es decir el pueblo llano quiere que le cambien el dinero entero (crecimiento económico) por menudos (desarrollo social), para así poder ir de compra y demandar bienes y servicios.
El grueso de las grandes obras son importantes y no dejan de tener un componente desarrollista para la nación, el uso masivo de celulares, así como la compra y venta de empresas nacionales y extrajeras en territorio dominicano constituyen variables importantes para nuestro PIB, pero no necesariamente, para el bienestar social de la nación.
Viendo algunas recomendaciones del último informe del PNUD, a solicitud del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo para apoyar la Estrategia Nacional de Desarrollo 2010-2030, es bueno resaltar las sugerencias que tienen que ver con la educación, salud, empleo, seguridad y asistencia social, justicia y derechos sociales, para así procurar que estos vayan en beneficios de avance del país.
Nuestra sociedad amerita de profundas transformaciones sociales que vayan en auxilio de las grandes masas de depauperados que no tienen empleos, de los que procuran cada día la comida del que ha de venir, se trata pues, de una definir una agenda política con decisión de lograr una mejora distribución de las riquezas producidas por el país y sus fuerzas laborales.
En términos llanos, la población se cuestiona porque no les llega a sus casas y bolsillos el mencionado crecimiento económico. Algunos expertos en la materia destacan, sin faltar a su verdad, que los indicadores que definen tal crecimiento, si no se vinculan con una voluntad política de parte del gobierno, este podría ser un ente desalentador para las grandes mayorías.
La producción de bienes y servicios, la comunicación, el ahorro, el consumo de energía, las inversiones, la balanza comercial y el aumento del consumo alimentario per cápita, son indicadores que deberían producir un aumento en los estándares de vida de la población, pero para esto se requiere que los gobernantes entiendan que ese crecimiento económico debe servir para el desarrollo social que demanda el país.
Cuando el Banco Central afirma que el país obtuvo un crecimiento económico en su PIB del 7,5% en su primer trimestre, tal vez no faltó a su verdad catedrática, mas aun, esa inmensa mayoría de ciudadanos que manejan la economía de bolsillos, aquellos que trabajan para el pan nuestro de cada día, esperan por un gobierno que vincule el manejo de la producción con la capacidad de demanda social en cuanto a los bienes y servicios.
El desarrollo del capital humano y del capital social en una sociedad, amerita cambios evidentes y palpables en las relaciones de los individuos, grupos e instituciones de nuestra sociedad. Es decir el pueblo llano quiere que le cambien el dinero entero (crecimiento económico) por menudos (desarrollo social), para así poder ir de compra y demandar bienes y servicios.
El grueso de las grandes obras son importantes y no dejan de tener un componente desarrollista para la nación, el uso masivo de celulares, así como la compra y venta de empresas nacionales y extrajeras en territorio dominicano constituyen variables importantes para nuestro PIB, pero no necesariamente, para el bienestar social de la nación.
Viendo algunas recomendaciones del último informe del PNUD, a solicitud del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo para apoyar la Estrategia Nacional de Desarrollo 2010-2030, es bueno resaltar las sugerencias que tienen que ver con la educación, salud, empleo, seguridad y asistencia social, justicia y derechos sociales, para así procurar que estos vayan en beneficios de avance del país.
Nuestra sociedad amerita de profundas transformaciones sociales que vayan en auxilio de las grandes masas de depauperados que no tienen empleos, de los que procuran cada día la comida del que ha de venir, se trata pues, de una definir una agenda política con decisión de lograr una mejora distribución de las riquezas producidas por el país y sus fuerzas laborales.
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