Lo primero que debe hacer una corporación partidaria, compuesta por una junta directiva mixta o colegiada, luego de verter una lluvia de ideas, es unificar sus criterios e intereses para definir sus metas y objetivos. A partir de ahi, trasar un plan estratégico de qué se proponen alcanzar, y entonces vendria delinear las tácticas y métodos de trabajos, así como los plazos y costos operacionales.
Pero resulta que las tácticas y los métodos de trabajos en el PRD están totalmente divididos, porque justamente los grupos que componen la dirección tripartita de esa organización política tienen objetivos estratégicos y metas muy distintas y profundamente encontradas.
Miguel Vargas Maldonado y su élite de asesores perfumados de economía y desarrollo, buscan el desplazamiento total y definitivo de los viejos grupos o tendencias que otrora dirigían ese partido. Ahora resulta que este grupo, luego de tener control casi absoluto del partido, no se ha sabido manejar frente a los demás y han querido hacer leña del árbol caído.
Los nuevos jefes del PRD, “empresarios emprendedores”, “herederos afortunados” y “Chicos Light”, han cometido el craso error de marginar a los auténticos representantes de las bases de ese partido, esos que saben sudar y grajearse en los callejones conquistando los votos, estos últimos ahora se han revelado contra la alta dirección y apuntan que después de las elecciones de mayo enfrentaran a Vargas Maldonado.
Esas medidas excluyentes y poco tácticas han provocado la sublevación de los seguidores Hipólito Mejía Domínguez, quien por su parte, hace ingentes esfuerzos para mantener su espacio político a costo de cualquier precio. Para alcanzar sus objetivos, Mejía prefiere la derrota política de Vargas el 16 de mayo para luego salir a reagrupar sus fuerzas en busca de la candidatura presidencial por el PRD.
Para Luís Abinader, líder emergente y con gran futuro político en su partido, lo importante parece ser, mantenerse en bajo perfil como lo ha hecho durante muchos años, formando su estructura política y esperando su momento. Para este, lo mas prudente es observar desde las gradas y ver como se deshuesan Miguel e Hipólito, mientras él toma fuerza en base a los errores de sus rivales.
Mientras el PLD se ha empeñado en difundir por los cuatro costados que van ha ganar de 25 a 30 senadurías y 110 diputados, el PRD, por su parte, no ofrece cifras de candidaturas ganables y se han reducido a llamar a no votar por los candidatos del partido morado y para esto se han planteado una campaña estratégica de ataques y ofensivas comunicacionales contra el gobierno y el PLD.
Algunos analistas han señalado que el hecho de que altos directivos del PRD, como Orlando Jorge Mera, Geanilda Vásquez, Neney Cabrera, Hugo Tolentino Dipp y una docena de reconocidos comunicadores, hayan presionado para que los incluyeran es esta boleta electoral del 2010, eso de por sí, demuestra que en las cabezas de esos perredeistas no hay esperanzas en el 2012.
Una vez terminada la semana santa, el PRD, sin perdida de tiempo, definió su táctica inmediata. Víctor Gómez Casanova encabezó una marcha contra la Barrick Gold, Miguel Vargas anuncio, desde EEUU, que lucharan para que el gobierno no aumente la tarifa eléctrica, mientras que al día siguiente su comisión económica daba una rueda de prensa para anunciar unos supuestos aumentos, después de mayo, al ITBIS, el ISR y algunos servicios básicos de la población.
Como se puede apreciar, el partido blanco, al no tener una estrategia política clara, consensuada, definida y unívoca, ha tenido que reducirse a la condición de un sindicato local que lucha por las conquistas económicas de los mas necesitados. Bajar de la condición de partido político nacional a sindicato por luchas reivindicativas locales, es la clarinada del retroceso inmediato que anuncia una gran derrota política futura.
Lo que ha quedado demostrado es que los Miguel Vargas, Andy Dauhajre y Neney Cabrera, son buenos y exitosos en la conducción de empresas, en los negocios de colocación de bonos y hacer lobismo internacional, pero en lo que respecta a la conducción de un partido, trazarse tareas colectivas y lograr metas institucionales de manera unificada, aquí, estos tres han sacado un CERO EN CONDUCTA.
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