Producto,
precio, plaza y promoción.
Producto,
Precio, Plaza y Promoción. Un candidato
político ofertado al mercado electoral es
un producto. Por tanto, éste debe garantizar a su universo de
consumidores, es decir, a sus electores; los beneficios esperados y la
satisfacción de sus necesidades varias, razón fundamental por la que se
adquieren todos los productos exhibidos en el mercado de consumidores en
sentido general. La regla de todo comprador es: Si quiero adquirir un producto,
primero debo saber si éste satisface mis necesidades.
Todo candidato que se oferta
en el mercado de competencia electoral debe tener en cuenta sus fortalezas y
debilidades, así como las de sus oponentes. Las ventajas comparativas son
variables importantes que los expertos no deben perder de vista en una lucha
cuerpo a cuerpo entre dos productos líderes. Importa mucho aquí el papel de su
marca-partido. La calidad y la efectividad de los servicios prestados por sus organizaciones
políticas son determinantes al momento de tomar decisiones tan importantes
como: a quién debo elegir?
Las estrategias del
marketing político nos permiten definir al candidato electoral como un producto
ofertado en el mercado de consumidores. Experiencias globales nos dicen que el
gran universo de votantes acude a las urnas por propuestas ofertadas, por
programas de gobiernos y por la búsqueda de soluciones a sus más agobiantes
problemas nacionales, políticos, económicos, sociales, ecológicos y demás.
Referente al precio, este es
una de las variables del marketing más importante y la de mayor frecuencia al
momento de la toma de decisiones por parte de los consumidores. Los electores
deben saber si vale la pena pagar el precio fijado al producto antes de ser
adquirido. Quieren conocer cuáles son los servicios que prestaría un candidato
al momento de ser convertido en presidente de la nación. Estas son razones
claves al momento de acudir a la mesa de votación.
Costo, competencia, demanda
y referencia, son variables determinantes para el mercado elector al momento de
la toma de decisiones para la adquisición de algún producto. Cuando ya conoces
un candidato y la referencia de su gestión de gobierno ha sido desastrosa,
indiscutiblemente que la tendencia sería tratar de conocer el nuevo producto
colocado en el mercado. Pero si en cambio el producto que consumes es bueno,
prefieres seguir con él.
La
plaza, en el campo estricto de la mezcla
de mercado, se entiende como un lugar
tangible o intangible donde se ofrecen los productos, es algo así como un canal
de distribución o la ubicación física donde se obtienen los mismos. En el ámbito
del candidato político su plaza es nada más y nada menos que su territorio o
demarcación, lo que sería algo así como su plaza macro y cada sector social o
económico representaría sus mini plazas.
Los candidatos políticos al
igual que las grandes corporaciones tienen sus intermediarios (dirigentes
nacionales, locales y la base de sus partidos), quienes se encargan de lograr y
hacer efectiva la cadena de distribución de sus propuestas. Esto hace que la
credibilidad que se tenga o no de cada
uno de esos actores de intermediación política vendría a favorecer o perjudicar
al candidato en cuestión.
Los dirigentes políticos que
ejercen la labor de intermediación o representación de los candidatos se
constituyen en valores agregados, en sentido positivo, si su historial es
aceptado de manera favorable por la comunidad que represente. Pero igual seria
de valoración negativa si su tasa de rechazo es altamente contaminante y
ruidosa como para afectar el ambiente político en el entorno del candidato en
competencia.
La promoción de un producto
o candidato presidencial se puede realizar a través cuatro formas
tradicionales: Publicidad, Venta personal, Relaciones Públicas y la Promoción
directa. En esta faceta los candidatos hacen contactos directos –cara a cara-
con los electores y expresan, como las pequeñas muestras de los productos en
lanzamiento, quiénes son, qué ofertan, cómo actuarían y cuáles serían sus
ventajas frente a la competencia.
Al igual que en casi todas las
variables del marketing mix (mezclas de estrategias de mercados y planes
operativos) la herramienta de promoción de los candidatos resulta ser una
poderosa arma de doble filo. Si la misma está bien dirigida y ejecutada, la
campaña obtendría buenos resultados, pero si por el contrario en dicha campaña se
comenten graves errores en la puesta en marcha del plan, entonces el candidato
se va al suelo raudo y veloz.
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