En los últimos días escuchamos hablar con mucha frecuencia de la palabra
descentralización, un término revolucionario y de nuevo tipo que nos hace
transitar por el buen camino de la distribución o transferencia de decisiones y
recursos a los diferentes niveles de gobiernos y entidades territoriales.
La descentralización es empoderamiento participativo, es movilización
ciudadana, desarrollo local, y es, entre otras cosas, una importante
oportunidad para que los ciudadanos y ciudadanas canalicen sus aspiraciones y
participen de las toma de decisiones y, más aún, en la implementación de las
mismas.
Debemos estar lo suficientemente claros que la descentralización es un
medio no un fin. Con su implementación procuramos construir equilibrios
territoriales entre las distintas instancias en
que está organizado el Estado, al tiempo que fortalecemos la eficiencia y la
eficacia en el accionar público.
Un estado
descentralizado permite que la gestión pública se haga más democrática y con
ello se logra que las acciones de impacto social se manejen con mayor equidad
intra-territorial. Se trata pues, de la desconcentración territorial y económica. Con su aplicación se
ayuda a romper la barrera del absolutismo político y social.
En la época del
tirano, en la dictadura ilustrada, así como en las llamadas democracias
participativas, el poder se ha concentrado en un hombre, en unos cuantos hombres,
pero sobre todo, en unas cuantas manos. Los humildes ciudadanos de a pie y
también los mal montados, a través del tiempo solo han sido utilizados como
carne de cañón para favorecer intereses grupales o particulares.
El periodo actual
exige cambios radicales, pero sobre todo inteligentes. Las sociedades demandan
ser empoderadas y tomadas en cuenta por sus autoridades. Saber que cotizan a un
Estado Nacional o a un Gobierno Local y que estos se preocupan por ellos. El Empoderamiento Político es participación en las decisiones que se han de tomar,
implica ser parte activa en la ejecución de las decisiones, también significa
ejercer de manera directa sus derechos
políticos como medio para garantizar el acceso a las oportunidades.
En otros escenarios, las masas enardecidas con las armas en las manos
reclaman cambios radicales que implican el derribo del estado político-social
imperante, y sobre esas ruinas implementar un nuevo sistema de gobierno. Sin
embargo, la Descentralización plantea la convivencia pacífica entre todas las
clases y sectores sociales para implementar la buena gobernanza.
Hagamos un ejercicio de nuestras capacidades políticas y humanas,
respetemos los derechos políticos y sociales de todos y todas, fortalezcamos la
institucionalidad democrática. Aboguemos por el dialogo abierto entre las
partes encontradas y construyamos un camino largo hacia las buenas prácticas de
gobernar.
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