Por Jesús Belén
Un reperpero de gran impacto social y político se ha armado en el país luego que el presidente Danilo Medina alertara, en su discurso de rendición de cuentas del pasado 27 de febrero, a la empresa minera canadiense Barrick Pueblo Viejo que ambas partes deben sentarse en la mesa de negociación para equilibrar un poco la distribución de los beneficios que esta obtiene del oro extraído del suelo dominicano.
Danilo Medina no es un presidente de corte izquierdista ni nada que parezca, sin embargo, es un hombre honesto, justo, equilibrado y de grandes sentimientos patrióticos y nacionalistas. Sus actuaciones son estrictamente proporcionales a las buenas enseñanzas teórico-prácticas que le legaran su mentor, líder y maestro, el profesor Juan Bosch.
Luego de la advertencia gubernamental a la Barrick, y muy bien argumentada por cierto, la multinacional de marras, acostumbrada a comprar, extorsionar, chantajear y a otras practicas más de carácter mafioso en contra de quienes le adversan, sus primeras palabras fueron de rechazo y altanería imperial frente a la honorable postura del jefe de Estado.
Pero como el mentiroso y el cojo no llegan lejos, y los políticos duchos y experimentados conocen al ciego hasta durmiendo siesta, ahora resulta que la Dirección General de Aduanas (DGA) agarró “camán ahí” a la empresa multinacional llevándose una indeterminada suma de lingotes de “doré”, mezcla de oro y plata, sin la debida supervisión y sin declarar su valor real, y más que eso, estableciendo que los mismos eran de extracción estadounidense. “unos verdaderos estafadores de cuello blanco”, o lo que es lo mismo, “unos ladrones de sacos y corbatas”.
Muchos medios locales editorializaron y otros escribieron decenas de cuartillas responsabilizando de alguna manera al presidente Medina de tal decisión, sin embargo, el propio director de la DGA, licenciado Juan Fernando Fernández, dijo que el mandatario no tiene nada que ver con dicha situación y que “solo se trata de medidas administrativas de controles y de seguridad normales en el organismo aduanero”.
Lo que si es cierto es que Fernando Fernández está tocando muy bien la partitura que le ha colocado en su pentagrama administrativo, el director de la orquesta gubernamental, licenciado Danilo Medina. Otros músicos del gobierno han desafinado sus notas y han sido sacados de la sinfónica palaciega y sin hacer mucho alarde. Danilo Medina es un hombre de una sola cara y firme en sus decisiones, no cabe la menor duda que está haciendo lo que nunca se había hecho en el país: un gobierno ético y moral.
En la República Dominicana como en todas las partes del mundo donde opera la Barrick Gold, hay muchos monos saltarines que bailan la danza del oro corruptor que esta empresa pone a sonar para acallar las voces de protesta contra la expoliación y saqueo a que la multinacional minera somete a los pueblos y países donde opera con el apoyo de los gobiernos, los empresarios, los dueños de medios y todo el que tenga un precio para ser comprado como mercadería barata, ya sea “en un mega mall” o “en mercado de pulgas”.
No cabe la menor duda de que el discurso y la práctica del presidente Danilo Medina dejan demostrado que éste no está dispuesto a bailar esa danza del oro corruptor que otros gobiernos del mundo están ritmiando de las manos con la Barrick, por suerte y fortuna, el presidente sanjuanero no es muy fanático del baile.
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