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Liderazgo vs Clientelismo - Gobernanzas

lunes, 13 de febrero de 2012

Viajes ilegales: entre el sueño y la desesperanza

Por Jesús Belén

El terrible drama de los viajes ilegales permanece como un doloroso flagelo en la sociedad dominicana, debido a realidades sociales que perviven en el corazón de nuestro pueblo y como fruto de los sueños de “la dolce vita” que le venden en los medios de comunicación a nuestros jóvenes y adultos ilusionados.

La sociedad les vende un fascinante mundo de riqueza y fantasía plasmado en los yates de lujo, jeepetas, bellas chicas, champaña y muchos dólares. Aparentemente todo esto se consigue con tan sólo subirse en una yola (fabricada en cualquier patio), irse de polizón en un barco de carga o hasta en el tren de aterrizaje de un avión comercial.

No obstante la ley numero 344-98 sobre viajes ilegales establece que “las migraciones ilegales y masivas constituyen un fenómeno contemporáneo complejo y difícil, capaz de afectar sensiblemente tanto los intereses fundamentales de la nación, como sus relaciones con las demás naciones vecinas”; aun así, estos eventos se siguen produciendo a diario ante los ojos cómplices de las autoridades dominicanas.

Decenas de personas pierden sus vidas por tratar de cruzar el mar en una frágil embarcación luego de haberles pagado entre 50 y 70 mil pesos a unos “vivos” y “estafadores” que les venden el sueño de que una vez llegados a Puerto Rico sus vidas cambiarían y que llegarían al paraíso soñado donde les aguarda la riqueza y la fortuna.

Siempre se ha cuestionado por qué pueden salir 70 y 80 personas en una yola que necesariamente debe pasar por algún puesto de chequeo y ser vistos por la Marina de Guerra o por los organismos de inteligencia militares y policiales responsables de impedir que esto suceda. Pero desgraciadamente, esto como que a nadie le importa o a muchos les hace ricos.

Recientemente han zozobrado varias yolas porque se han despedazado en alta mar. Como por pura casualidad sólo se saben de esos eventos cuando naufragan esos “mal construidos artefactos” y sus familiares dan parte a los medios de prensa para que se inicien las investigaciones y la búsqueda de sus parientes. En estos casos ellos mismos han tenido que hacer recolectas para comprar gasolina para los botes y salir al rescate.

El drama es penoso y trágico. Gentes que abandonan sus empleos, en muchos casos; venden propiedades, vehículos, muebles, toman dineros prestados a usureros que cobran altos réditos, venden animales de su propiedad o de algún familiar para juntar el dinero que han de pagar a unos oportunistas abusadores que muchas veces les dan una vuelta por las costas y luego los sueltan en cualquier lugar del país con muchas luces diciéndoles que ya han llegado a Puerto Rico.

Las autoridades dominicanas deben devolverles la esperanza a los ciudadanos que desean trabajar y producir dinero para mantener a sus familias. Se debe educar a los pobladores de esas zonas costeras que es mejor tomar ese dinero que consiguen y poner algún tipo de negocio que les permita convertirse en un pequeño o micro empresario y ganarse la vida trabajando con el apoyo de sus familiares. Lo muy fácil siempre es peligroso.

Si bien la ley 344-98 contempla en su Artículo 1.- que “Toda persona que desde el territorio nacional o el extranjero se dedique a planear, patrocinar, financiar, facilitar u organizar, por cualquier medio o forma, la realización de viajes o traslados para el ingreso o salida ilegal de personas, desde o hacia el territorio nacional, sean éstas nacionales o extranjeras, serán sancionadas con penas de 3 a 10 años de reclusión, y multas de RD$10,000.00 a RD$50,000.00”; se debe ser más efectivo con las medidas preventivas y de inteligencia militar para acabar con este drama.

Es tiempo ya que se penalice efectivamente la complicidad de las autoridades con los organizadores de esos viajes ilegales. Que los responsables de vigilar y prevenir que salgan de nuestras costas esas frágiles embarcaciones también sean declarados culpables por complicidad con este terrible mal que estafa y enluta a cientos de familias dominicanas. Hace falta voluntad política y responsabilidad para detener estos viajes ilegales.


Imágenes cortesía de:

http://eljacaguero.com/

http://www.novadominicana.com/

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