Por Jesús Belén
Danilo Medina está en la calle del medio. El candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha iniciado una carrera nacional de juramentación de los equipos y comandos de campaña de su organización. Su meta es: todos unidos para ganar las elecciones en primera vuelta y darle así la quinta pela consecutiva al partido del jacho blanco.
Danilo ha dicho que con su triunfo en las elecciones del 2012, se iniciará una nueva era en la inversión social en la República Dominicana. Ha recalcado que, una vez sea proclamado presidente, en su administración dedicará todos sus esfuerzos a la construcción de una sociedad justa en que las riquezas sean distribuidas, sin exclusiones, y lleguen a los más pobres.
La estrategia perfecta. Luego de más de tres años celebrando encuentros con expertos y consultores nacionales y extranjeros; escuchando las opiniones de los círculos profesionales, poniendo los oídos en el corazón del pueblo, conversando con la base de su partido y realizando los focus Group con segmentos sociales que generalmente no activan en política, Danilo sigue activo en la calle y creciendo cada día.
En reiteradas oportunidades el candidato presidencial peledeísta ha anunciado que ahora va a competir frente al Partido Revolucionario Dominicano (PRD) montado en un carro Mercedes Benz 600, refiriéndose al actual PLD que cuenta con una matrícula de más de dos millones de miembros, algo muy diferente a los catorce mil militantes con los que contaba su partido en el año 2000.
Mientras el opositor PRD anda dando saltos de macos, sin rumbo fijo, y sin poder, aún, oficializar su estructura nacional de campaña, debido a las profundas diferencias entre Hipólito y Miguel. El candidato del partido oficial, Danilo Medina, cuanta con un partido totalmente unificado y asegura que después de ser proclamado por su partido, cuando arranque su campaña electoral, Hipólito Mejía le verá ni la placa.
Una de las ventajas que le lleva Medina a Hipólito, es que este último arrancó su campaña electoral en su máximo techo, con la única tendencia de bajar cada vez que abra la boca para tocar un tema relativamente serio. Mientras que el primero, aún estructurando su plataforma electoral, estaría iniciando su despegue formal desde su piso y de manera ascendente.
El Partido de la Liberación Dominicana cuenta con el mayor frente electoral del país, denominado Bloque Progresista, y Medina, no sólo ha logrado mantener el respaldo de todos ellos sino que anunció que para el día 28, cuando se proclame oficialmente, se sumarán más partidos y movimientos independientes a respaldar su candidatura presidencial.
El candidato del PRD, Hipólito Mejía, y sus estrategas de campaña lucen desesperados y desorientados por demás. Exhiben una campaña electoral indefinida, sin consigna fija, sin propuesta política ante la nación, ocultando el nombre y el apellido de su candidato, sin unidad y escondiendo su realidad (partido del caos y el desorden) tras el funesto color negro (reflejo de oscuridad y la poca transparencia) que adorna sus vallas y espacios pagados en prensa y televisión.
En otro escenario, tenemos a un Danilo Medina, sereno, tranquilo, pausado, calculador, expresivo y bastante firme cuando afirma que quiere ir al gobierno para continuar lo que está bien, corregir lo que está mal y hacer lo que nunca se hizo. No se trata hacer cursos de sinvergüencería política para actuar como un sinvergüenza político. Es presentar propuestas creíbles a la nación para luego cumplir lo prometido a su pueblo.
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