Juan Pablo Duarte y la Constitución

Por Jesús Belén

Este 26 de enero del 2012 se cumplen 199 años del nacimiento del patricio y fundador de nuestra nacionalidad, Juan Pablo Duarte y Diez, y mientras se avecina la celebración de su bicentenario, se cumplen también dos años de haber sido promulgada nuestra nueva constitución de la República Dominicana. El símil es puramente referencial.

Cuando Duarte cumplía apenas sus quince años de edad, habiendo terminado sus estudios de literatura y filosofía, iniciaba los estudios de “Derecho Romano”. Habiendo estudiado latín, ingles, francés y alemán; habiéndose destacado en las materias de historia, filosofía y economía política, ya estaba preparado para asumir sus obligaciones para con su patria.

El manuscrito de constitución elaborado por el patricio, de apenas una diez paginas, dado a conocer por Rosa Duarte, demuestra los bastos conocimientos adquiridos por este ilustre dominicano en asuntos constitucionales con carácter liberal y democrático. Su cómoda condición social no fue motivo para renegar a sus convicciones ideológicas y políticas.

El proyecto de Constitución de nuestro fundador, Juan Pablo Duarte, estaba previsto para ser presentado en la Asamblea Constituyente que finalmente se celebró en San Cristóbal, pero para esa fecha Duarte había sido desterrado por el déspota Pedro Santana. Según los historiadores, el texto inconcluso debió ser escrito entre marzo y julio de 1844.

Las ideas democráticas y liberales que encarnaba el patricio eran las más avanzadas de la época. Esas cualidades especiales que lo distinguían de sus colegas y compañeros de causa, lo hacían tener profundas diferencias con sus más cercanos colaboradores. La humildad y la modestia no podían esconder una realidad: Duarte era un ser distinto y poseedor de dotes superiores.

Duarte era participe, ante la ley, del “poder soberano del pueblo”, de la “igualdad entre los gobernados y los gobernantes”. Esa ley que da “al gobernante derecho de mandar y al gobernado obligación de obedecer”. Según el patricio, toda autoridad que no está constituida de conformidad con la ley es ilegitima y por lo tanto “el pueblo no está obligado a obedecer”.

Los manuscritos constitucionales de Duarte nos mandan que “el poder está limitado por la ley, y ésta por la justicia, lo cual consiste en darle a cada uno lo que en derecho le pertenezca”. Esta es la base de la justicia distributiva y un factor importante para la estabilidad social. Es simple. Cuando no gobiernas apagado a la ley, quedas desprotegido de la misma y pasas a la ilegitimidad política.

Es cuestión de gloria y honor patrio recordar hoy a nuestro padre de la patria, Juan Pablo Duarte, y pasar revista obligada a su grandiosa labor a favor de los más sanos intereses de nuestra nación, su cimiento de virtud ha dado hoy frutos de libertad y democracia. A pesar de las conculcaciones y golpeos de los malos dominicanos y los traidores a la patria, la libertad prevalece y se fortalece cada día más.

Hasta la fecha nuestra Constitución ha sido modificada unas 38 veces, por catorce gobiernos diferentes. La última se llevó a cabo el 26 de enero del año 2010 y contó con la participación de importantes juristas, voceros de los partidos políticos, la sociedad civil, la iglesia católica y representantes de los sectores populares del país.

Juan Bosch

Entre todas las constituciones que se ha dado la República Dominicana, resalta la Constitución de la Nación Dominicana, votada y proclamada el 29 de abril de 1963, mejor conocida como la Constitución del ‘63 o del profesor Juan Bosch. En tanto que los congresistas que participaron en dicha Asamblea Revisora actuaban en mandato recibido el 20 de diciembre del 1962.

Cada reforma constitucional lleva la impronta del gobernante de turno y los congresistas que a la sazón ostenten el poder político, estatal y legislativo. Razón por la cual, la del 1963, del presidente Bosch, era poseedora de principios fundamentales a favor de la “dignidad humana”, “la libertad, la igualdad y la justicia social”. Tales eran los principios fundamentales en los creían el presidente Juan Bosch y los congresistas que protagonizaron aquella epopeya constitucional.