Por Jesús Belén
Como parte de lo que se puede definir como la estrategia del miedo a una derrota esperada, los capitanes de la campaña del candidato de la oposición, Hipólito Mejía-PPH, se han disgregado en distintas tácticas que buscan enturbiar el proceso electoral venidero para así tratar de justificar que su derrota electoral no fue producto de un proceso diáfano y claro. Una de ellas es el obsoleto tema del fraude electoral.
Durante varios días los voceros mediáticos del candidato Mejía se apoderaron de los escenarios con el sonsonete de que la renuncia del administrador de Informática de la Junta Central Electoral (JCE), Miguel Ángel García, por problemas personales con el director de ese departamento, Franklin Frías, obedecía a supuestos planes del presidente del organismo comicial, Roberto Rosario, para torcer los resultados electorales de mayo venidero.
El pleno de la JCE acaba de aprobar una propuesta del presidente de ese organismo para la creación de un Gerencia de Informática y que los partidos políticos sugieran dos subdirectores de cómputos para que estos dirijan lo relativo al Centro de Computos en coordinación con su actual director, Franklin Frías. De los cinco miembros del pleno cuatro aprobaron la propuesta y Eddy Olivares se abstuvo de votar.
De igual manera, se aprobó un desagravio para el presidente del alto tribunal electoral, Roberto Rosario, en el sentido de que bajo ninguna circunstancia la renuncia del administrador de Informática, Miguel Ángel García, fue por motivo de acoso o presión del presidente de ese organismo electoral.
Pero como “buscar la quinta pata al gato” o “la fiebre en la sabana” son argumentos partes de la estrategia del miedo del PPH y su candidato débil de Gurabo, entonces esperemos en los próximos días otros argumentos por parte de esta legión de saineteros políticos. Patalean como gato boca arriba, pero su realidad es penosa, serán derrotados el próximo 20 de mayo por Danilo Medina y Margarita Cedeño de Fernández.
Acusar a Danilo Medina de estar usando los recursos del estado, cuando este lleva casi seis años fuera de la administración pública, es sencillamente ridículo y bochornoso. El tema está en que los del PPH se confiaron en los resultados de las primeras encuestas donde Mejía le llevaba unos quince puntos a Medina y comenzaron a viajar por el mundo durmiéndose en sus laureles, mientras que Danilo se apoderó de las calles y ahora nadie puede revertir su avance y posicionamiento electoral.
En la JCE todo está bien. La sociedad dominicana no tiene por qué soportar momentos de intranquilidad, incertidumbres ni traumas sociales por el solo hecho de que Hipólito Mejía y su PPH entiendan que su agenda-meta, de “no soportamos cuatro años más fuera del poder”, es la agenda nacional. Lo dicen los dominicanos sensatos en las calles: por su mala gestión gubernamental, los PPH, “afuera están y afuera se quedarán”.
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