Por Jesús Belén
La candidatura presidencial de Hipólito Mejía arrancó en su techo máximo. Cuando se creía que la misma iniciaría una trayectoria kilométrica hacia la consecución del poder político partiendo del punto donde se encontraba, tremenda sorpresa; Miguel Vargas y sus seguidores lo soltaron al vacío y su candidatura experimenta un rápido proceso de caída libre.
En la política como en la física, para un cuerpo poder resistir la fuerza de la gravedad hacia el centro de la tierra necesita el soporte de una fuerza mayor que lo sostenga en las alturas. La descomposición de las fuerzas, el tiempo y el peso son el principal enemigo de Mejía, toda vez que la aceleración de su caída libre es proporcional a su propio peso.
Resulta ser una verdad axiomática el ver como se desmorona la frágil candidatura de Hipólito Mejía desde el espacio etéreo donde la situaron de manera forzada y con fines mediáticos sus propulsores y colaboradores más cercanos. El mentiroso y el cojo no llegan lejos, por eso la candidatura de Mejía inició su proceso de declive natural.
El propio Miguel Vargas Maldonado sonó la clarinada para aplicar la formula del despeje a la candidatura de Hipólito para así definir de forma categórica que son distintas las variables partido y candidato. A partir de entonces “arrancó el corre, corre”. Diputados, síndicos, regidores y dirigentes nacionales del PRD se repelen entre si y a Mejía lo están dejando sólo para que caiga por su propio peso.
Importantes dirigentes, reconocidos como figuras emblemáticas, del PRD están renunciando a sus compromisos con dicha candidatura y expresando los motivos de disgustos por lo que toman dichas decisiones, tenemos los casos del vice presidente del PRD, Julio Maríñez, el sindico de San Cristóbal, Raúl Mondesí y Cristian Paredes, entre otros de no menos importancia.
A medida que pase el tiempo y se vayan definiendo los distintos procesos políticos electorales, todas las cosas se irán definiendo y buscando su cauce natural. De nada valió que Hipólito y sus asesores salieran a la pista de la carrera antes de sonar el disparo de la partida oficial presentando encuestas carentes de realidades y de visión lógica desde el punto de vista electoral.
El candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Danilo Medina, ha esperado siempre su momentum político para cada proceso. Medina sabe llegar “justo a tiempo” a cada cita con la historia. Por esa razón nunca se ha apresurado a disputar con el candidato del PRD sobre sus encuestas forzadas. Hay tiempo para todo.
Como se ven las cosas, por los predios del PLD todo marcha “viento en popa a toda vela”. Danilo Medina da los toque finales a las estructuras de su Comando Nacional de Campaña, actividad que se desarrolla sin tropiezos ni forcejeos grupales. Los peledeístas están seguros de que solo con la unidad partidaria se ganan las elecciones. Razón que no entienden los del PRD quienes hacen hasta lo imposible por destruirse así mismos.
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