Por Jesús Belén
Hipólito Mejía actúa como “un papá
apoyador” cuando se limita a tildar de “bola de humo, inventos y mentiras”, las
denuncias escandalosas sobre los presuntos planes de conspiración de estado y
de asesinato personal, contra el presidente de la hermana nación haitiana,
Michael Martelly y el presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD),
Miguel Vargas Maldonado.
Las autoridades dominicana y haitiana
presentaron al país, mediante rueda de prensa, una grabación conteniendo una conversación
sostenida entre el jefe de la avanzada de Hipólito mejía, el excoronel Pedro
Julio Goico Guerrero –Pepe Goico- y el empresario haitiano, Pierre Kanzky,
donde planifican actividades mediáticas en Haití para derrocar al presidente
Martelly y que esto pudiera provocar la subida de “el jefe de Pepe”, es decir, el
ascenso de Hipólito Mejía.
Días después, siete diputados de la
corriente que lidera el ingeniero Vargas Maldonado, encabezados por Víctor
Gómez Casanova, Aquiles Ledesma, María Martínez y José Isidro Rosario, leyeron
un documento y presentaron otra grabación donde el exconsultor jurídico del
Poder Ejecutivo en el gobierno de Hipólito Mejía, el doctor Guido Gómez Mazara
y el diputado Leo Adámes, donde ambos coinciden en que si, los de Hipólito-PPH,
pierden las elecciones, “a Miguel hay que matarlo”, literalmente, “hay que pegarle
un tiro”.
Hipólito a callado, ante estas denuncias
temerosas y criminales, propias de los mafiosos más radicales de Sicilia y
Norteamérica, donde impera la ley del terror “el que no está conmigo hay que
matarlo porque afecta mis intereses”. Los seguidores de Hipólito Mejía deben
ganarse el voto y la simpatía de la población con propuestas políticas, si es que
quieren volver al Palacio Nacional a dañarlo todo, porque a las malas y con el
mazo de “Trucutú” en las manos no se ganan elecciones.
La democracia es un juego de ideas y posiciones
encontradas, donde la gobernabilidad se ejerce en función de a quienes les sean
dados los votos y derechos, por parte del pueblo, para dirigir a toda una nación.
La minoría que no consigue el voto favorable para ganar unas elecciones debe
someterse a la parte gobernante que haya recibido el mandato legítimo para
gobernar. Esa es la democracia representativa de la que hablaba el extinto
líder del PRD, José Francisco Peña Gómez.
El papá apoyador e irresponsable, aquel que
cuando le llevan una querella o denuncia sobre una bellaquería cometida por uno
de sus hijos, sólo suele decir que su hijo es un buen muchacho, que la gente
sólo dice puros chismes y que todos en el barrio se la han cogido con su
niño. Así actúa Hipólito en la defensa
de sus hijos políticos, agentes de la temeridad y mensajeros del terror.
Un padre responsable y correcto, cuando le
llega la información de que alguno de sus hijos ha cometido actos vandálicos
reñidos con la ley y los códigos morales que rigen la sociedad, lo primero que
hace es investigar a fondo la magnitud de la queja y luego toma una decisión al
respecto, pero rechazar de plano, sin reparar en los daños enunciados y sin
mediar en investigación alguna, esto es un verdadero acto de irresponsabilidad
paterna.
Esa misma conducta fue la exhibida por
Hipólito Mejía cuando le correspondió dirigir el país en el periodo 2000-2004.
Cada vez que se le preguntaba sobre actos de corrupción de alguno de sus
funcionarios, él respondía que “ese lo puse yo ahí y nadie me hace quitarlo por
denuncias sin fundamentos, además de que ese es mi canchanchán”. El documental
“El peligro de Olvidar” arroja datos precisos de todo cuanto afirmamos.
Ese “laissez faire” característico del
gobierno de Mejía, donde dejó hacer y dejó pasar todo tipo de actos de
corrupción, inmoralidad, nepotismo, narcotráfico, atropello a la prensa,
fraudes millonarios contra el estado, conspiraciones contra los presidentes
Hugo Chávez y Jean Bertrand Arístides; todo sucedió ante sus ojos y nunca tomó
medidas contra estos planeados crímenes de estado.
Esas actuaciones del candidato del PPH,
Hipólito Mejía, contrastan con la postura del candidato presidencial del
Partido de la Liberación Dominicana, Danilo Medina, quien ha dicho en
reiteradas ocasiones que en su gobierno él actuará como un director de orquesta
y que todo aquel que desafine, será sacado de la agrupación. Así actúa un
político responsable y honesto.